“No acepten lo habitual como cosa natural pues en tiempos de desorden
sangriento, de confusion organizada, de arbitrariedad conciente, de humanidad
deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar”
Bertolt Brecht
En menos de un mes celebramos el tercer
año desde la constitución de la Asamblea 15M en San José y hemos aprovechado
este mes previo para reflexionar sobre qué somos, cuáles son nuestros
objetivos, cómo vamos a trabajar para alcanzarlos y muchas cuestiones más que
era necesario abordar para evolucionar y, sobre todo, para ser lo que queremos
ser: una herramienta que sirva a las personas del barrio para la transformación
social.
Por esta razón hemos tomado diferentes
decisiones en nuestra forma de funcionar internamente y también otras que
afectan a la relación con otros movimientos sociales y la imagen que
proyectamos.
El movimiento vecinal es nuestra casa
Hemos comprendido que todas las personas
no pueden tratar de actuar en todos los lugares a la vez, así que nos hemos
focalizado en atajar los problemas que se producen en nuestro propio
territorio, sin perder de vista la dimensión global de los mismos.
En estos años hemos constatado que, dado
que la realidad social de los barrios no es la misma en todos los casos, las
asambleas de barrio del movimiento 15M desarrollaron prioridades y dinámicas de
trabajo diferentes, que convirtieron los espacios de coordinación en lugares
que no servían para el desarrollo de trabajo conjunto sino, en el mejor de los
casos, para la comunicación entre asambleas, haciendo que éstas tuvieran que
volcar sus esfuerzos en el mantenimiento de una estructura que se había demostrado
ineficiente.
Solidaridad como guía de trabajo
El neoliberalismo y sus políticas de
austeridad están llevando a la ciudadanía a una situación de emergencia social
que se traduce en recortes en los servicios públicos, en derechos laborales y
sociales, aumento de los desahucios, bajada de salarios, etc. En definitiva,
una precarización sin precedentes de nuestras vidas.
Por ello, las necesidades sin cubrir de
las personas se convierten a pasos agigantados en cada vez más graves y
urgentes. En este sentido, y aunque apostamos porque dichas necesidades sean
cubiertas por los servicios públicos, vemos clara la necesidad de fomentar el
apoyo mutuo y la solidaridad entre iguales como medio de paliar o solventar
situaciones que no admiten espera.
Cambiamos porque somos movimiento
Desde sus inicios, el Movimiento 15M ha
sufrido constantes ataques desde diversos frentes. Desde el poder, ya que el
cambio en el tono político que supuso el 15M puso sobre la mesa cuestiones que
hasta el momento eran intocables, consideradas tabú por la oligarquía. Desde
otros colectivos, puesto que consideraron que la irrupción de grandes masas en
el activismo político era una intromisión en un territorio que tradicionalmente
habían considerado suyo. Por último, y quizá en peor grado que los anteriores,
por aquellos que trataron de apropiarse del 15M y utilizarlo en pos alcanzar
sus propias aspiraciones.
Otro factor a tener en cuenta es el acoso
a que ha sido sometido el 15M, bien por quienes lo consideraban demasiado
radical, demasiado blando o por quienes querían apropiarse de él para sus
propios fines. Todo esto ha generado una imagen distorsionada de lo que nuestra
asamblea, y el 15M en general, es y hace. Hay en la asamblea personas que nunca
se hubieran incorporado si no nos hubieran conocido en el trabajo cotidiano,
por ejemplo durante la defensa del centro médico del barrio, el CME Pablo
Remacha.
Organizarse para decidir, decidir cómo organizarse
Estas y otras cuestiones nos han hecho
replantearnos si nuestra forma de organizarnos, nuestro ámbito de actuación o
nuestras prioridades reflejan la realidad de nuestro trabajo. Y nos hemos dado
cuenta de que no es así.
En una Asamblea Extraordinaria pusimos
sobre la mesa todas estas preocupaciones, decidimos adecuar nuestros horarios,
prioridades, métodos e imagen. A partir de este momento dejaremos de usar el
apellido 15M, y seremos simple y llanamente Asamblea San José.
Esta decisión no supone ni olvidar ni
renunciar a nuestros orígenes. Sentimos orgullo de haber participado del
movimiento que ocupó las plazas el 15 de Mayo de 2011 durante aquella explosión
de indignación. Explosión que nos gustaría que siga viva en quienes sintieron
encenderse en aquellos días la chispa de la ilusión y la esperanza que ardía
desde las Plazas.
Concluimos, con la mirada puesta en el
futuro esperanzador que queremos construir y los dientes apretados ante el
negro abismo al que nos quieren llevar, que no puede haber mejor lema para
definir nuestra actitud que: "defender
la alegría, organizar la rabia."
No hay comentarios:
Publicar un comentario